miércoles, 15 de junio de 2011

Regurjitaciones literarias

Tengo ganas de vomitar que te quiero, que te amo, que te necesito y que no hay nadie como tú.
Tengo ganas de vomitarte mi cariño y mis abrazos, y todo lo mujer que puedo ser si tu quieres.

Tengo ganas de que me mires y me sientas, tengo ganas de poder mirarte a los ojos y ser sincera.

Tengo necesidad de ti, de alguien, de quien sea

Tengo necesidad de decirte que te odio, que no te necesito y que ojalá no vuelvas.

Tengo ganas de tomarme una copa más de vino, pero sé que si lo hago voy a terminar acostándome contigo y vomitando que te amo cuando me hagas tener un orgasmo, haciéndote creer que te necesito y que realmente te amo.

Y tengo ganas de llorar, sobre todo de llorar y gritar, porque necesito llamar tu atención de alguna manera.

Quiero vomitarlo todo, siento que las emociones se están pudriendo en mi estómago, y necesito decirte todo esto que me está pasando:

que te quiero, que no te quiero tanto en realidad, que a veces -sólo a veces- te necesito, que deberías dejarme porque lo único que hago es dañarte y como yo te daño tú te enojas y te desquitas y me dañas de vuelta, y ya nos hemos hecho tanto daño que no puedo más.

Y es curioso, como el amor puede ser tan dañino, y como de quererte tanto puedo pasar a odiarte de igual manera. Y es que esto no es amor, y ya no quiero decir que te amo, pero se me hace un nudo en la garganta si no te lo digo cuando te miro a los ojos y tu me sonríes.

Por eso es como un vómito, algo que se gesta en tu interior, y sale expulsivamente, sin que tú se lo permitas siquiera.