lunes, 22 de agosto de 2011

el pasado

Es extraño como lo que creíamos tan certero y claro ayer hoy nos parece tan irrisorio, improbable, incluso ridículo... y nos reímos de nosotros mismos por haber sentido tanto fervor sobre una idea, que ahora nos parece tan estúpida.

Cuando creí que si no volvías a hablarme iba a morir de pena, que la existencia se me haría aun más insoportable y que no podrías seguir... fue uno de los momentos en los que más convicción tuve sobre mi futuro sin ti, sobre mi futuro en general, siendo más específica.
Ahora esa idea, esas emociones y sentimientos me parecen tan irreales, tan lejanos y me río de mí, por haber sido todo lo dramática que fui.

Siempre creí que me gustabas, ahora me doy cuenta que no...
y qué es esto sino la ilusión de creer tener altura de mira, la sensación de sentirse un instante después del segundo en que todo ocurrió y sentir que podemos ahora hacer juicios sobre el fugaz minuto que acabamos de vivir.

Me pregunto que es lo ilusorio... si es que te quise realmente o sentirme ridícula por creerlo tan fervientemente y creer darme cuenta que no fue tan así...

quizá no sirve de mucho cuestionarse esto... quizá nunca te quise, quizá sí, pero lo importante es ahora no sentirlo, no sentir nada... y mañana vendrán otras personas... a las que creeré querer y luego me daré cuenta que no... de las que creeré enamorarme, para luego dejar en el piso y el pasado todo el amor que alguna vez sentí por ellas...
y quizá incluso vuelvas a ser tú, el que me llene el corazón de mariposas y de pájaros la cabeza
y me de cuenta que al fin y al cabo todo es relativo, aunque esta idea sea la más simple del mundo.

miércoles, 15 de junio de 2011

Regurjitaciones literarias

Tengo ganas de vomitar que te quiero, que te amo, que te necesito y que no hay nadie como tú.
Tengo ganas de vomitarte mi cariño y mis abrazos, y todo lo mujer que puedo ser si tu quieres.

Tengo ganas de que me mires y me sientas, tengo ganas de poder mirarte a los ojos y ser sincera.

Tengo necesidad de ti, de alguien, de quien sea

Tengo necesidad de decirte que te odio, que no te necesito y que ojalá no vuelvas.

Tengo ganas de tomarme una copa más de vino, pero sé que si lo hago voy a terminar acostándome contigo y vomitando que te amo cuando me hagas tener un orgasmo, haciéndote creer que te necesito y que realmente te amo.

Y tengo ganas de llorar, sobre todo de llorar y gritar, porque necesito llamar tu atención de alguna manera.

Quiero vomitarlo todo, siento que las emociones se están pudriendo en mi estómago, y necesito decirte todo esto que me está pasando:

que te quiero, que no te quiero tanto en realidad, que a veces -sólo a veces- te necesito, que deberías dejarme porque lo único que hago es dañarte y como yo te daño tú te enojas y te desquitas y me dañas de vuelta, y ya nos hemos hecho tanto daño que no puedo más.

Y es curioso, como el amor puede ser tan dañino, y como de quererte tanto puedo pasar a odiarte de igual manera. Y es que esto no es amor, y ya no quiero decir que te amo, pero se me hace un nudo en la garganta si no te lo digo cuando te miro a los ojos y tu me sonríes.

Por eso es como un vómito, algo que se gesta en tu interior, y sale expulsivamente, sin que tú se lo permitas siquiera.

domingo, 29 de mayo de 2011

Ansia

Cuando desperté pensé que te encontraría a mi lado, durmiendo como siempre. En vez de ti, simplemente encontré la cama vacía, quizá un cojín.

Me di media vuelta, la luz entraba de lleno por la ventana, la habitación estaba tibia.

Miré a través del visillo, queriendo encontrarme de cara con el sol, o quizá contigo, pero sólo vi el cielo, con algunas nubes pintadas por ahí.

Me quedé pensando un segundo, en cuanto te extrañaba y porqué.

Sentí la necesidad de abrazar algo contiguo a mí, quise que estuvieras ahí, pero no supe si quería que fueses exactamente tú, quizá cualquiera hubiese funcionado.

Volví a darme vuelta, para quedar de espalda mirando el techo, blanco infinito sobre mi cabeza que lo único que hacía era recordarme mi soledad.

Miré sostenidamente el techo, y sentí ansia, ansia de que estuvieras ahí y me abrazaras y me dijeras todas las cosas que te gustan de mí, y alimentaras mi narcisismo caníbal, porque me dan ganas de comerte a pedazos. Pensé que quizá sólo necesitaba un cuerpo, pensé que quizá tú sólo necesitabas un cuerpo, o que quizá simplemente nos necesitabamos.
Alguien a quien abrazar por las mañanas, alguien que te cuente cómo estuvo su día, y así nos hacemos adictos a nostros.
Y yo no puedo parar de pensar en comerte a pedazos, pero no de amor sino de rabia, por que te odio.
Quiero que me quieras, pero yo no quiero quererte a ti, yo quiero sólo comerte, morderte y hacerte tiritas.
Y pienso, pienso en ti y cuanto te extraño
Simplemente suspiro
y vuelvo a dormir

sábado, 2 de abril de 2011

La gente que es feliz y yo

El otro día alguien me dijo algo sobre la depresión.
Sobre que es estar aislado mirando a través de las ventanas de una habitación como todos son felices menos tú.
La gente feliz sonríe, la gente feliz se abraza, la gente feliz lleva flores colgando de sus vestidos, pero sobre todo la gente feliz está contenta con sus vidas.

Yo en cambio me encierro, me encierro en este cuarto, para ver a través de las ventanas cómo vive la gente feliz.

Y me siento, me siento pacientemente, me paseo dando vueltas por esta habitación, sin rumbo. Miro al horizonte, y ahí están ellos, riendo como siempre, abrazándose, siendo felices.

Espero, espero pacientemente, a que alguien abra la puerta de esta habitación y me invite a este mundo, que por mi mismo me siento incapaz de ir a conocer.

Cuando el sol se pone me desespero, por que sé que lo que viene es la oscuridad, la oscuridad y la soledad que se hacen eternas durante las largas horas que dura la noche.
Ahora sólo me queda esperar que salga el sol, y volver a mirar a través de estas ventanas cómo todos son felices, menos yo.

jueves, 24 de marzo de 2011

Se ha hecho tarde ya, derrepente miré el reloj y me di cuenta que eran las once. Nunca deja de sorprenderme el hecho de que estando contigo el tiempo pase tan rápido. La noche está particularmente helada, y la luna amarilla, como si quisiera anunciar algo que yo no pudiera adivinar aun. Hemos estado un largo rato sentados en esa banca que tanto te gusta, la que está bajo el pino y frente a los juegos de los niños. Siempre me dices que debería dejar de ser tan infantil y madurar un poco, pero en el fondo sé que eso es algo que te gusta de mí, porque siempre quisiste alguien a quien cuidar. Te miro, pero te ves tan distinto esta noche...
Hemos estado en silencio durante tantos minutos que se me hace insoportable. Recuerdo aquella vez que me dijiste que odiabas el silencio, porque cuando había silencio no había nada que decir. ¿Será que ya no tenemos nada que decirnos? La sola idea de este hecho me parece insufrible.
Miro el cielo y ha comenzado a nublarse.
Esta abstracción de ti en ti mismo me ha comenzado a parecer aburrida, busco en el paisaje algo que me saque de esta situación.
Me recuesto en el pasto y lo último que veo es a ti, parándote y alejándote lentamente por el camino de gravilla.
Lo siento amor, pero no tengo ganas de ir tras de ti.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Juguemos un juego

¿Qué te gusta a ti?
para poder regalártelo algún día.

Dime qué te gusta y cómo, para así disfrazarme de eso que te gusta y poder gustarte.
Tú aveces me gustas, aveces no. Yo supongo que te pasa lo mismo.

Deberíamos quitarnos las máscaras y mostrar quiénes somos realmente

¿Qué me pasa contigo?
¿juguemos verdad o castigo?

yo juego a la desinteresada, ¿a qué juegas tú?

existencialista yo... político tú... una mala combinación de egos

Siempre me acuesto con idiotas, defensores de lo indefendible
me encanta discutir

La pieza tiene una luz roja, como de motel.

viernes, 4 de marzo de 2011

Ambigüedad



¿Por qué es todo tan ambiguo? se pregunta a veces desesperada Carolina...
En este instante me encuentro preguntándome yo misma.. ¿por qué es todo tan ambiguo?
¿Y por qué siento esta angustia frente a la ambigüedad?
A buen entendedor pocas palabras dice el refrán... yo ahora me quedo con eso
La ambigüedad existe por que somos malos entendedores
Las señales están, sólo que nosotros queremos interpretarlas de distinta manera... para alimentar nuestra esperanza de que lo que vemos negro posiblemente sea blanco.
Ayer mientras hablábamos sentía que todo tenía un inverso en un universo en el que esa conversación la estábamos teniendo al revés...
Todo se ha vuelto ambiguo, pero ambigua es mi cabeza y no tus palabras ni los actos de nadie.
La maraña interpretativa a la que nos vemos sometidos me tiene hasta los huevos... ya no sé si tú eres tú y cuando me dices que me quieres en realidad me estás diciendo que me detestas... y tus abrazos... tus abrazos se han vuelto tan falsos para mí.
Y ahí viene de nuevo la ambigüedad... y me vuelvo neurótica tratando de buscar los síntomas en todo y las malditas causalidades.

Ambiguo... tú eres ambiguo! porque me dices una cosa cuando en verdad quieres decir otra y me haces creer que soy yo la ambigua que tiene dobles interpretaciones para todo ¡que dolor! ya no entiendo nada... ya no confío en el mundo ni en sus ambigüedades. Si me quieren venir con estupideces de este tipo que vayan a otro lado. A mi nadie me viene a decir que soy yo la que tiene un problema de inseguridad. Están todos locos y simplemente deberían aceptarlo y de una vez por todas dejar de intentar volverme loca a mí.

He vuelto... ahora lo entiendo todo... ellos tenían razón todo el tiempo: La verdad está ahí, sólo que es uno el que no quiere verla. La ambigüedad no existe...está en mi cabeza.


lunes, 7 de febrero de 2011

Cadáver

La oscuridad de un cuarto me serviría tanto en estos momentos... estoy harta de tanta luz y tanto calor. Me gustaría dejar de verme y verte y verlos a ellos y sobre todo a ella.
Oscuridad es todo lo que se me viene a la cabeza en este momento.
De la mano con la falta de claridad y de tener emociones no consentidas por mí, viene un llanto que me ahoga.

Saturación, complejidad, derrame cerebral.