jueves, 24 de marzo de 2011

Se ha hecho tarde ya, derrepente miré el reloj y me di cuenta que eran las once. Nunca deja de sorprenderme el hecho de que estando contigo el tiempo pase tan rápido. La noche está particularmente helada, y la luna amarilla, como si quisiera anunciar algo que yo no pudiera adivinar aun. Hemos estado un largo rato sentados en esa banca que tanto te gusta, la que está bajo el pino y frente a los juegos de los niños. Siempre me dices que debería dejar de ser tan infantil y madurar un poco, pero en el fondo sé que eso es algo que te gusta de mí, porque siempre quisiste alguien a quien cuidar. Te miro, pero te ves tan distinto esta noche...
Hemos estado en silencio durante tantos minutos que se me hace insoportable. Recuerdo aquella vez que me dijiste que odiabas el silencio, porque cuando había silencio no había nada que decir. ¿Será que ya no tenemos nada que decirnos? La sola idea de este hecho me parece insufrible.
Miro el cielo y ha comenzado a nublarse.
Esta abstracción de ti en ti mismo me ha comenzado a parecer aburrida, busco en el paisaje algo que me saque de esta situación.
Me recuesto en el pasto y lo último que veo es a ti, parándote y alejándote lentamente por el camino de gravilla.
Lo siento amor, pero no tengo ganas de ir tras de ti.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Juguemos un juego

¿Qué te gusta a ti?
para poder regalártelo algún día.

Dime qué te gusta y cómo, para así disfrazarme de eso que te gusta y poder gustarte.
Tú aveces me gustas, aveces no. Yo supongo que te pasa lo mismo.

Deberíamos quitarnos las máscaras y mostrar quiénes somos realmente

¿Qué me pasa contigo?
¿juguemos verdad o castigo?

yo juego a la desinteresada, ¿a qué juegas tú?

existencialista yo... político tú... una mala combinación de egos

Siempre me acuesto con idiotas, defensores de lo indefendible
me encanta discutir

La pieza tiene una luz roja, como de motel.

viernes, 4 de marzo de 2011

Ambigüedad



¿Por qué es todo tan ambiguo? se pregunta a veces desesperada Carolina...
En este instante me encuentro preguntándome yo misma.. ¿por qué es todo tan ambiguo?
¿Y por qué siento esta angustia frente a la ambigüedad?
A buen entendedor pocas palabras dice el refrán... yo ahora me quedo con eso
La ambigüedad existe por que somos malos entendedores
Las señales están, sólo que nosotros queremos interpretarlas de distinta manera... para alimentar nuestra esperanza de que lo que vemos negro posiblemente sea blanco.
Ayer mientras hablábamos sentía que todo tenía un inverso en un universo en el que esa conversación la estábamos teniendo al revés...
Todo se ha vuelto ambiguo, pero ambigua es mi cabeza y no tus palabras ni los actos de nadie.
La maraña interpretativa a la que nos vemos sometidos me tiene hasta los huevos... ya no sé si tú eres tú y cuando me dices que me quieres en realidad me estás diciendo que me detestas... y tus abrazos... tus abrazos se han vuelto tan falsos para mí.
Y ahí viene de nuevo la ambigüedad... y me vuelvo neurótica tratando de buscar los síntomas en todo y las malditas causalidades.

Ambiguo... tú eres ambiguo! porque me dices una cosa cuando en verdad quieres decir otra y me haces creer que soy yo la ambigua que tiene dobles interpretaciones para todo ¡que dolor! ya no entiendo nada... ya no confío en el mundo ni en sus ambigüedades. Si me quieren venir con estupideces de este tipo que vayan a otro lado. A mi nadie me viene a decir que soy yo la que tiene un problema de inseguridad. Están todos locos y simplemente deberían aceptarlo y de una vez por todas dejar de intentar volverme loca a mí.

He vuelto... ahora lo entiendo todo... ellos tenían razón todo el tiempo: La verdad está ahí, sólo que es uno el que no quiere verla. La ambigüedad no existe...está en mi cabeza.