Cuando miraba por la ventana húmeda, podía vislumbrar un poco de sol a través de las nubes que ya se desvanecían en el cielo. Necesitaba sentir la tibieza del sol, y sobre todo dejar de sentir la humedad y el frío que durante toda la mañana habían invadido mi mundo.
Mirando a través de esta ventana, quizá por la misma luz, mi pensamiento empezó a parecerme más claro, y lo único que pude concluir fue que en verdad ni yo entendía bien lo que quería o lo que sentía ni nada.
Me senti desarmada en pedazos, y sin ganas de componerme...
El momento en el que deje de verte me pareció tan aliviador, pero ahora que han pasado unos minutos desearía que no te hubieras ido tan pronto y me siento como una niña pequeña y caprichosa.
La verdad es que ya no sé lo que quiero, ni lo que tú quieres ni lo que nosotros queremos, quizá nadie quiera nada ni nadie espera nada de ti o de mí. Quizá sólo mi madre espera que esta vez sí llegue a casa, pero en verdad en estos momentos sólo deseo volverte a ver.
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Hace 4 años
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