Ese día ella sentía un malestar al cual no lograba
atribuir una causa concreta.
Pensó en los hechos que habían precedido la semana
nada.
Resolvió levantarse, tomó desayuno y se dispuso a partir.
Camino al paradero notó que la gente
se veía más fea de lo normal (nunca fue muy buena para
encontrar la belleza en las personas) y los árboles parecían menos verdes
Sintió algo así como el incontrolable impulso de ponerse a llorar ahí mismo
se sintió como un niño al cual han abandonado llorando con los brazos alzados
esperando que alguien se compadezca y lo tome para consolarlo
Pero eso no ocurrió, nadie se detuvo
el mundo continuó tal como siempre
frenético, acelerado, ridículo, incomprensible
Ella siguió caminando, se sentía como una flor lozana
entre flores ya marchitas, putrefactas.
Miraba con los ojos extraordinariamente abiertos
un mundo al cual no pertenecía
un mundo que giraba más veloz de lo que podían hacerlo sus pensamientos
Se sintió completamente sola
creyendo que ella era una luz de esperanza
viéndose como una monedita brillante en el cemento
esperando que algún observador humano
la viera y la recogiese
y pudiera sentir la felicidad de encontrase con aquel tesoro.
1 comentario:
mmmh...
creo q nunk me he sentido
tan especial como esa niña
del cuento.
m gustó mucho en realidad, m parecio
interesante la temática del pequeño
cuento, o de tu realidad, no lo sé.
No queda especificado.
Seguiré leyendo tu blog
al = que debes pasar por el mio
=D
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