Mirarlo através de una ventana es practicamente un suplicio, un acto de dolor infinito... el sentir atrapado su temperamento en una pecera de vidrio. Volátil. Cada vez que lo veo... me encantaría hacer el amor con el mar, sentir la granulada arena rozar contra mi piel hasta sangrar, cubrirme con la espuma y tragar sal hasta morir en la amargura casi dulce de su textura. Fluido. Muero por fundirme con el cielo, por sentir la estrellas tan cerca y quemarme en su luz. Ser uno... uno.
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